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Todo sobre el cáncer tiroideo

Septiembre se conmemora el Mes internacional de la lucha del contra el cáncer de tiroides. Este padecimiento se caracteriza por ser el más común que afecta el sistema endocrino, la red de glándulas hormonales que regulan muchas de las funciones del cuerpo humano. Sin embargo, no recibe el mismo nivel de atención que otros desórdenes como el cáncer de seno o de pulmón. Es por esta razón que en Latinoamérica y otras regiones 24 de septiembre se conmemora como el Día internacional contra el cáncer tiroideo, mientras que en países como España se celebra el día 28 del mes.

La tiroides es una glándula pequeña que arropa el área delantera de la garganta justo debajo del cartílago tiroideo, conocido comúnmente como la Manzana de Adán. Está compuesta por dos lóbulos laterales conectados por un itsmo angosto en la parte inferior, lo que le da la forma de una mariposa. Su tamaño es pequeño y suele no ser detectable con el tacto, por lo que su inflamación es una señal de alerta difícil de ignorar.

Existen cuatro tipos principales de cáncer tiroideo. El papilar, el más común, se forma en las células foliculares (las cuales usan el yodo en la sangre para producir las hormonas que ayudan a regular el metabolismo) y crece lentamente en forma parecida a pequeños dedos. El folicular, conocido como carcinoma de Hürthle, es similar al papilar y se trata de la misma manera. El medular se produce en las células parafoliculares o C de la tiroides (aquellas que producen calcitonina, la cual controla cómo el cuerpo utiliza el calcio). Finalmente está el anaplásico, un tipo poco frecuente y de crecimiento rápido.

El cáncer tiroideo suele afectar a personas entre 25 y 65 años de edad, con mayor incidencia en las mujeres y en las personas de descendencia asiática. Puede ser traspasado de padres a hijos mediante los genes y es común entre individuos que fueron expuestos a radiación en la cabeza y el cuello durante su niñez.

Los síntomas del cáncer de tiroides incluyen una masa tangible en el cuello, ronquera y dificultad para respirar o tragar, pero en muchos casos puede no causar signos o síntomas tempranos, por lo que su detección depende de los chequeos frecuentes. La extracción del tumor mediante cirugía es el tratamiento más común, aunque puede ser combinado con terapia por radiación dependiendo del nivel de gravedad.

Se pueden originar muchos tipos de crecimientos y tumores en la tiroides. La mayoría de estos son benignos y en algunos de los casos malignos, como en el de carcinoma papilar o carcinoma folicular, el pronóstico de recuperación es bueno y hasta pueden ser curados si son detectados en etapas tempranas. Otros, como el carcinoma anaplásico, son más agresivos y tienen muy poca respuesta al tratamiento.

Como muchos otros tipos, mientras más temprano sea detectado el cáncer tiroideo, mejor será el pronóstico para el paciente. Por ello recomendamos a nuestros seguidores que se realicen pruebas al menos una vez al año, chequeos como un examen físico de rutina, una laringoscopia, pruebas sanguíneas para determinar si los niveles hormonales y de calcio están normales.

IMAGEN: American Cancer Society.

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